Quiénes Somos
Bienvenidos al Instituto Médico de la Mujer. Desde el año 2006 acompañamos a nuestras pacientes a mantener o recuperar su bienestar de modo sostenido, en todas las etapas de su vida. Para ello, en las molestias y enfermedades que pueden afectarlas de modo crónico y recurrente, planteamos un enfoque orientado no sólo a aliviar el síntoma, sino principalmente, a corregir la causa. Un equipo médico altamente especializado, tecnología de vanguardia, así como una atención innovadora y personalizada, cuyo principio es el equilibrio metabólico y nutricional; hacen del IMM la mejor alternativa en salud y bienestar para la mujer.
Prevenimos y tratamos enfermedades de las mujeres
Atendemos el proceso de la gestación sin complicaciones
Brindamos bienestar a los procesos de la adultez mayor
Ginecología
Gestantes
Staff Profesional
El IMM lo conforma nuestro equipo de profesionales en Ginecología y Obstetricia de primer nivel, acreditados a nivel nacional como internacional, con un enfoque basado en Ginecología Endocrinológica. Somos Miembro asociado de la Sociedad Peruana de Ultrasonido en Obstetricia y Ginecología.
Artículos
20-09-2019
Nuestros cuerpos están hechos de millones de células que se organizan en tejidos y éstos a su vez desarrollan órganos y sistemas que en conjunto nos permiten vivir día a día. Pero al final, cada célula del útero o del ovario, así como cada célula del ojo o del corazón, son un conjunto de lípidos (grasas), aminoácidos (proteínas) y carbohidratos complejos (azúcares) que se combinan para desarrollar un tejido, y este tejido funciona por mensajeros hormonales que a su vez son lípidos o aminoácidos que funcionan junto a micronutrientes como minerales y vitaminas. Todas estas sustancias inicialmente vienen de los nutrientes que nuestra madre nos dio en el vientre y luego de nuestro propio consumo. Así que al final, cada tejido de nuestro cuerpo es comida. Para que estos desarrollen una disfunción y con ello, una molestia como el ovario poliquístico con menstruación dolorosa y sangrados abundantes, la causa está en una rutina de comidas y mensajeros hormonales desordenados que dañan la funcionalidad del ovario. Esto no sucede de la noche a la mañana, es un efecto acumulativo que se da con los años; por ello, nadie nace con molestias, van apareciendo con el tiempo. La comida, mientras sea menos diversa en nutrientes y más rica en azúcares refinados, es más probable que ocasione disfunción en los órganos y tejidos, y con ello síntomas. La falta de ciertos minerales y vitaminas, así como de grasas buenas, abundantes en alimentos de origen animal y vegetal, hacen que el metabolismo y el equilibrio hormonal se alteren, haciendo que los tejidos no funcionen bien y generen un síntoma. Si a eso le sumamos, poco movimiento y pocas horas de sueño reparador, es esperado que las quejas del cuerpo en forma de síntomas sean crónicas, recurrentes y ubicados en varios órganos. Por ello es habitual ver que chicas que sufren de ovarios poliquísticos, muchas veces también sufren de dolores de cabeza, fatiga, contracturas musculares y otras molestias. Corregir dichas causas nutricionales y metabólicas y no sólo aliviar los síntomas es lo que hacemos todos los días en el IMM, porque creemos en el bienestar sostenido de la mujer, usando el enfoque correcto que la cure de modo sostenido.
11-07-2019
Los miomas son los tumores más frecuentes de los órganos reproductivos de una mujer. El tejido del cual está compuesto un mioma casi siempre depende de la zona fibrosa muscular de la pared del útero y suelen ser completamente benignos. La mayoría de ellos no ocasionan molestias, y algunos síntomas que se creen asociados a los mismos no siempre son ocasionados por la tumoración, pero cuando ocasionan síntomas depende de la ubicación y/o el tamaño, siendo el más frecuente el sangrado anormal. Otros síntomas asociados son el dolor pélvico, infertilidad o pérdidas espontáneas del embarazo, aunque siempre que se encuentren éstos problemas hay que descartar otros factores antes de sólo atribuirlos a la presencia de los miomas, pues su rol en estos problemas es controversial. Si bien pueden aparecer a cualquier edad, se ha visto que a mayor edad es más probable tenerlos. Así, antes de los 30 años solo 4 o 5 de cada 100 mujeres padecerán de estos tumores, pero entre los 30 y 40 años, 2 de 10 mujeres lo padecerán y por encima de los 40 años 4 de 10 mujeres podrían desarrollarlos. La pregunta es ¿por qué con los años son más probables que aparezcan? Como toda alteración que no afecta al 100% de mujeres existen factores modificables y no modificables que condicionan su aparición. Un historial familiar de miomas se ha visto en el 30% de los casos, pero no son la mayoría, por lo que factores que aparecen en el tiempo son la causa más común. Retrasar la edad del primer bebé a 35 o más años o no tener ninguno es un factor de riesgo muy frecuente dada las nuevas prioridades de la sociedad. Esto se debe a que sin hijos ni lactancia hay mayor exposición al estrógeno, mes a mes por mucho tiempo, una hormona de la cual todos los miomas dependen para crecer. Desde el punto de vista médico sugerir lo contrario (embarazarse temprano y tener muchos hijos) para evitar los miomas no es posible dado que la maternidad ahora depende de muchos factores médicamente no controlables como la autorealización personal, la pareja y la capacidad para enfrentar las demandas de un bebé. Ganar peso a expensas del tejido graso, algo muy frecuente ahora y que comúnmente se da con los años, es otro factor de riesgo muy común y quizá el factor que explique por qué ahora son muy frecuentes, al menos en nuestro medio, donde se sabe que luego de los 35 años más del 60% de mujeres tendrá sobrepeso u obesidad. Desde el punto de vista médico, este es el factor de riesgo que más se puede intervenir, tanto para retrasar la aparición de los miomas o la recurrencia de los mismos. Se ha visto que los miomas son dependientes de la hormona del crecimiento cuyos receptores se activan también por un exceso de producción de la insulina, hormona que comúnmente se eleva cuando hay exceso de grasa corporal. Las mujeres que padecen de hipertensión tienen también más riesgo de padecer de miomas. En este caso está firmemente establecida la asociación entre hipertensión e hiperinsulinemia. Es así que, el manejo de los miomas va más allá de ser expectantes o retirarlos quirúrgicamente, toda vez que es importante buscar si existen factores metabólicos y/o nutricionales susceptibles de ser corregidos para un mejor manejo.
03-07-2019
Los miomas o fibromas son tumores sólidos que crecen dentro de la pared muscular del útero, tienden a ser benignos y actualmente tres de diez mujeres entre los 30 y 35 años van a tener un hallazgo ecográfico de estos tumores. De estas 3 mujeres, dos no notarán ninguna molestia o síntoma, pero en una de ellas, el mioma podría ocasionar dolor pélvico, sangrados irregulares, demoras en la fertilidad y riesgo de abortos recurrentes. Estos síntomas dependen de la ubicación, número y tamaño de los miomas. El enfoque convencional de manejo es retirarlos cuando presentan molestias o si se ve que en los controles periódicos tienen tendencia al crecimiento. Si bien este enfoque es correcto cuando hay síntomas no hace mucho para evitar factores que favorezcan la recurrencia y es así que luego de una cirugía, más de la mitad de las pacientes tienen el riesgo de tener otra cirugía por aparición de nuevos miomas. Se sabe que son tumores cuyo crecimiento es dependiente de las hormonas del ovario, estrógeno y progesterona, pero estas hormonas son comunes a toda mujer en edad fértil y entonces, ¿por qué muchas desarrollan estos tumores y algunas no lo hacen? Si bien para que una paciente desarrolle dichos tumores, debe tener una predisposición individual a padecerlos, muchas veces esta predisposición se expresa o no en función a factores ambientales o del entorno. Y son estos factores que debemos evitar en las mujeres que tienen tendencia a padecerlos. Como todo gira alrededor del estrógeno, los factores que favorecen la producción o que disminuyen su eliminación son los que debemos conocer y evitar. Si bien sabemos que el estrógeno se produce principalmente en el ovario, el otro tejido que lo fabrica en cantidades significativas, es el tejido graso. Así, numerosos estudios han demostrado que más del 70% de casos de mujeres con miomas tienen algún grado de obesidad o sobrepeso. En muchos casos de sobrepeso e incluso en pacientes delgadas con miomas el problema también está en un exceso de producción de insulina la cual tiene factores de crecimiento que facilitan la aparición de estos tumores. Se ha visto además, que el estrógeno se elimina con menos facilidad a través del hígado cuando existe una actividad disminuida de la glándula tiroidea. Una dieta rica en granos con alto contenido de fitoestrógenos es un factor a tener en cuenta, sobre todo si se consume de rutina soya, linaza y otras fuentes de estrógenos vegetales que pueden favorecer el sobre estímulo en el útero. Muchos granos si no son fermentados o curados previamente quedan con alto contenido de ácido fítico, el cual disminuye la absorción del hierro y yodo, favoreciendo la hipo actividad en la tiroides y con ello menor eliminación del estrógeno. Numerosos estudios evidencian que bajos niveles de vitamina D3 se asocian significativamente al riesgo de padecer miomas. Y estos niveles bajos son más comunes en pacientes con exceso de tejido graso ya que la vitamina D es liposoluble y tiende a atraparse en este tejido. Otros factores que incrementan la producción de estrógeno son dormir poco de rutina, lo cual puede alterar la función del ovario con el tiempo. Si bien muchas mujeres tienen todos estos factores y no desarrollan lesión alguna, es importante tenerlos en cuenta si hay predisposición familiar o individual a desarrollar estos u otros tipos de tumoraciones. En el IMM promovemos un manejo optimizado que no sólo alivie el síntoma si no que optimice los factores individuales de predisposición para disminuir el riesgo de recurrencia de este y otros problemas crónicos que están afectando a las mujeres hoy en día.
14-06-2019
En medicina, llamamos quiste a cualquier tejido encapsulado cuyo contenido es principalmente líquido, y que es un tumor lleno de líquido. La mayoría son benignos y algunos pueden ser malignos. Dentro del ovario y de modo normal, los óvulos crecen dentro de tejidos encapsulados cuyo contenido es principalmente líquido, denominados folículos, por lo que la presencia de “quistes” foliculares siempre se van a dar en toda mujer en edad fértil o que menstrúa. El “quiste” folicular dominante puede llegar a medir hasta 2.5 centímetros a la mitad del mes, previo a la ovulación. Cuando múltiples folículos se acumulan en el ovario por fallas de la ovulación, se denominan “poliquísticos”. Estos quistes suelen ser muy pequeños en diámetro (menor a 10 milímetros), se ven varios a la vez, diez o más, y muchas veces se encuentran en ambos ovarios, con un aspecto de estar uno detrás de otro como un “collar de perlas” No reflejan falta de anticonceptivos, sino un desorden en el metabolismo y por lo tanto el tratamiento es equilibrar el metabolismo, como venimos diciéndolo en muchos artículos. Existen otros quistes en el ovario que no necesariamente son pequeños y múltiples, sino que suelen ser únicos y afectar un solo ovario. Estos quistes suelen ser más grandes, por encima de los 3 centímetros. Damos este diámetro para considerarlo quiste no folicular pues hay que recordar que a la mitad del mes el folículo dominante pueden medir 2.5 centímetros antes de romperse y permitir la ovulación. Son precisamente las fallas de ovulación, las causas más comunes de quistes únicos de más de 3 centímetros en las mujeres jóvenes, denominados quistes funcionales. Usualmente desaparecen luego de dos o tres menstruaciones espontáneas se den o no anticonceptivos. Pero existen otros quistes benignos, es decir que no son cáncer, que no derivan de fallas en la función de ovulación, y éstos suelen ser de contenido sólo líquido o con partes sólidas escasas y suelen responder a otros factores y entre los más comunes están los cistoadenomas, los endometriomas como para de una endometriosis y los quistes por tejido embrionario denominados teratomas. Un tumor quístico maligno en la mujer joven es raro, pero no imposible. El aspecto si bien tienen líquido, tiene más componentes sólidos y tienen muchos vasos sanguíneos y al ser hipervasculares el Doppler color ecográfico es muy intenso y nos da la sospecha de estar ante un quiste agresivo. Como la ecografía no da diagnóstico, sólo sospecha, cualquier quiste de más de 5 centímetros a cualquier edad de una mujer, es necesario plantear un plan de manejo que incluya análisis o marcadores de actividad tumoral y vigilancia en intervalos de pocos meses o retirarlos si persisten o crecen. En suma, un aspecto poliquistico asociado a alteraciones de la menstruación y/o cutis graso amerita un manejo metabólico y en casos de quistes más grandes, análisis adicionales y manejo según sospecha. Los hallazgos del especialista son importantes de tener claro para tener el mejor manejo posible.